El Año de la Reconciliación

Durante el derramamiento del año 1948 se restauraron muchas verdades a la Iglesia del Señor. Estas verdades estaban en el Antiguo Testamento, pero ahora eran traídas a la luz nuevamente. Todo esto envolvía la relación del creyente con el Señor. Existen palabras muy relacionadas con la Reconciliación: Pacto, Templo, Sacerdocio y Sacrificio.

La epístola a los Hebreos nos muestra esta relación. Si hay un Pacto, entonces debe de haber un Santuario (Tabernáculo o Templo) en el cual el pacto encuentra su cumplimiento. Si hay un Santuario, entonces está la necesidad de un Sacerdocio que ministre, y si hay un sacerdocio está la necesidad de ofrecer el sacrificio o los sacrificios. Éste es el pensamiento que se desarrolla en Hebreos capítulo 5, 6, 7, 8, 9,10.

La Escritura dice que Dios, para siempre se acordará de su pacto. Salmo 111:5; 119:9.

En la antigüedad Dios hizo pactos con Adán (Génesis 3), con Noé y toda la humanidad (Génesis 8-9). Con Abraham, Isaac y Jacob (Génesis 12:1-3; 22; Hebreos 6:13,18; Génesis 28; con la nación de Israel (Éxodo 6:19; Deuteronomio 4-5); Con David (II Samuel 7; Salmo 89); y finalmente el Nuevo Pacto (Jeremías 31:31 -34). Cristo lo confirmó con su cuerpo y sangre derramada (Mateo 26:26 -28; Hebreos 8:6 -13).

Así que la Escritura, en estos Pactos nos habla de Reconciliación entre Dios y el hombre. Es un testamento, un último deseo, un contrato, firmado por Dios y presentado al hombre. El hombre puede aceptarlo o rechazarlo, pero no puede cambiarlo. Está disponible para todos los que creen en Dios a través de Cristo y siguen la obediencia.

Además de estos Pactos, era necesario un santuario. Por eso los patriarcas edificaron altares que constituían un santuario delante de Dios. Allí Dios se aparecía y recibía el sacrificio y la adoración. Para Israel, el Tabernáculo del Señor (Tabernáculo de Moisés) llegó a ser el santuario de Dios.

A su debido tiempo, el Templo reemplazó al Tabernáculo. El Templo fue el lugar de morada de Dios. En el Nuevo Testamento, el Templo del Nuevo Pacto es la Iglesia. El Antiguo Templo apuntaba al Templo del Nuevo Pacto, la casa espiritual del Señor, que es la Iglesia (I Corintios 3:16 -17; Efesios 2:19-22). Jesús se refirió a su cuerpo como el Templo de Dios. El habló del Templo de Su Cuerpo (Juan 2:19 -21). La Iglesia es ahora el Cuerpo de Cristo en la tierra, y por lo tanto es la habitación de Dios por el Espíritu. Cristo es el que edifica la Iglesia, su Santo Templo (Mateo 16:18-19; Zacarías 6:12-13). La Iglesia está edificada sobre el fundamento puesto por apóstoles y profetas siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo (Efesios 2:20-22; Isaías 28:16).

Asique si había Pacto, Templo o Santuario, debía haber sacerdotes ministrando. El sacerdocio Aarónico y Levítico nunca fueron la perfecta voluntad de Dios, sino un sustituto. Dios lo usó como una sombra de las cosas que vendrían. Cuando Jesús murió en la cruz, abolió el Sacerdocio Aarónico y Levítico e introdujo el sacerdocio de acuerdo con el orden de Melquisedec. Cristo y su Iglesia juntos constituyen el sacerdocio de Melquisedec. El sacerdocio de Melquisedec es un orden de reyes y sacerdotes; combinados en uno, la cabeza (Cristo) y el cuerpo (Iglesia). Apocalipsis 1:6; 5:9-10 con I Pedro 2:5-9.

El sacerdocio al cual Dios llamó al creyente del Nuevo Testamento es el Sacerdocio de acuerdo a Melquisedec. Cristo es la cabeza de ese orden como, como el libro de Hebreos nos muestra (Hebreos 2:17; 4:14; 6:20; 5:8-9; Salmo 110:1-2).

Todo esto nos lleva al Sacrificio necesario. En el Antiguo Testamento había sacrificios, empiezan en Génesis y continúan a través de todos los libros del Antiguo Testamento hasta la venida de Cristo. El Sacrificio del Nuevo Testamento fue Jesucristo, el hizo posible la RECONCILIACION.

Romanos 5:11

Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.